Ya van días en que quería ponerme frente al monitor a escribir, tener un espacio donde escribir sobre las diferentes cosas que ocurren en la vida.
Lo primero diré, “me siento una mujer afortunada de tener lo que tengo”, de tener a mi familia, una de las familias más maravillosas que puedan existir en el mundo, bueno... la verdad mucha gente puede opinar así respecto de su familia. Cada familia es distinta, con personalidades distintas y costumbres que las hacen diferentes. Unas son acogedoras al máximo, otras simplemente son ariscas y al fin y al cabo, son familia. Han pasado tantas cosas en la mía desde peleas y llantos hasta esas grandes alegrías y risas que, por ejemplo; cuando llega un nuevo integrante como lo son mis primitas Sofía y Josefa, hermosas las pequeñas, llenas de inocencia y pureza que con el sólo hecho de verlas ya me cautivan con sus grandes pero a la vez pequeños abrazos, me provocan tanta alegría cuando las veo. Ellas me dan esa paz que muchas veces nosotros como personas buscamos y no sabemos donde encontrarla, ellas me la dan, bueno hoy en día me la siento en Sofía porque Josefa se encuentra a miles de kilómetros de aquí. Pero es eso, una paz tan grande y rica de sentir que me llena hasta en lo más mínimo, puedo estar muy triste pero con solo compartir con ella mi corazón esta tranquilo y no me es necesario estar en un noviazgo como para que te dé esa calma. La verdad, siento que todavía no ha llegado el indicado que me haga sentir algo así, pero ella, me da la paz que necesito...
Por otro lado, mis abuelos son el apoyo incondicional que siempre está cuando tu los necesites, ellos simplemente están sin dudar, me aconsejan y doy gracias a ellos ya que por estos mismos he recibido grandes enseñanzas de vida, me han hecho y estructurado como la persona que soy. Pero no sólo los consejos familiares me han guiado, sino también los mismos hechos y las personas que he ido conociendo a través de los años. Personas que te van dando esa enseñanza que uno adopta como propia y luego la transmite. Es en este punto donde puedo decir aquí quienes son : mis abuelos, mi padre Carlos Antilef y mi madre Sylvia Ponce, Héctor Espinoza, Benjamín Zamora, Mario Calderón, Toño Mondaca, Cristel Ibar & Hernán Solís, Celeste Fernández, David Cárcamo, Miguel Ponce Peñailillo, Sebastián Marchant, Luis Aguilar, Karina Rojas y por último LA VIDA que es la que me da esa enseñanza, las cosas que nos rodean a todo mundo, la pobreza, tragedias, conflictos, penas, alegrías que nos forman y dan esos detalles maravillosos de vida...
Más adelante escribiré sobre cada una de las personas que me han enseñado en la vida y son importantes para mí...
